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Rafael Ballester

Nací en Chile en 1968, desde mi mas tierna infancia me gustaba escuchar historias para luego contarlas en público. Un día comencé a inventar mis propias historias hasta que alguien me dijo que debería ponerlas en papel.

Desde entonces escribo mis historias pero lo hago a mano, en papel, lo encuentro mas romántico. Espero que disfruten de los textos tanto como lo hice yo al escribirlos.

Sus cuentos en Mundo Du

Todos los sueños de un sueño

En la ciudad de Uspayata la vi, yo no la conocía pero había soñado con ella. Cuando nuestros ojos conectaron supe que ella también había soñado conmigo y mi estómago se lleno de mariposas. Caminamos por las calles cubiertas de arboledas en una tarde tórrida. Tomados de la mano llegamos a su casa, lugar en el que jamas había estado pero que había soñado con el, y me pareció todo muy familiar, incluso el perro se llamaba Poncio, tal como yo lo había soñado.

Adentro estaba fresco, nos mirábamos con frecuencia y las sonrisas surgían a cada momento. Nos abrazamos, nos besamos y nuestros corazones latieron juntos, como si marcharan en algún desfile. Esto lo recuerdo con claridad pues ya lo habíamos soñado. Luego nos sentamos en silencio, a beber agua de coco verde, sin saber qué hacer pues en aquel momento ambos habíamos despertado.

Dieciséis enanos y medio

En Maracaibo vivían dieciséis enanos y un medio enano. Todos eran hermanos y el medio enano era el hermano de al medio. También hay que decir que eran sus medio hermanos pues solo compartían el padre, claro que lo compartía solo con la mitad pues los otros ocho querían mas a su madre que a su padre, al que no le perdonaban haberla engañado.

Los ocho ignoraban que era un engaño a medias, es decir, su madre también había engañado a su padre, de hecho esos ocho eran hijos de otro enano. Lo que nos deja con el hecho de que los ocho y los ocho son solo medio hermanos.

Si un día descubrieran toda la verdad, se sentirían desilusionados, pero solo a medias, claro.