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La pena del picante

Es una pena que a Elvira le guste tanto el picante. Le gusta tanto que en lugar de echarle tabasco al arroz le echa arroz al tabasco. Le echa jalapeños al yogur y pimienta blanca al café con leche, y es una pena. Elvira tenía una sonrisa preciosa. Ahora se la tapa la almorrana. Isabel le propuso tatuarse una sonrisa a la misma altura, pero Elvira es una mujer de símbolos. Un dragón chino, igual…, dice mientras juega con el mechero.