El cuaderno rojo
Era el primer cuaderno entero para él solo de toda su vida: tamaño cuartilla, cuadriculado, de tapas duras y rojas, lleno de hojas vírgenes para llenar de garabatos, retratos de papá, de mamá y el hermanito, y los primeros ensayos de palabras. A Pablo le hizo muchísima ilusión. Tanto que a mamá le dio no sé qué el abrirlo y saborear las señales y símbolos de la vida interior de Pablo. El día que mamá, como quien comete un robo (o al menos así se sentía) entró al cuarto de Pablo, abrió el cuaderno y leyó davi muetro y tato malo sintió un sudor frío, corrió al ritmo de su corazón a la cuna, en su dormitorio, pero cuando llegó, Pablo, con la almohada aún entre las manos, ya había dejado de apretar.