El ático
Mis abuelos estaban hartos de advertirme que no fuera al ático, pero nunca me explicaron el porqué. Como soy de naturaleza curiosa, aproveché que no estaban en casa y me dirigí hacia allí algo asustado. Abrí la puerta y sólo vi lo que todo el mundo espera encontrarse en un ático: muebles antiguos, estanterías llenas de cajas y un baúl repleto de polvo. Éste llamó mi atención, y sin pensar demasiado, lo abrí. Me quedé un poco sorprendido al ver que dentro de él sólo había un libro, uno grande y extraño cuyo título era Personajes. Creyendo que era una obra de gente importante, lo abrí con cuidado y rápidamente y sin que yo pudiese hacer nada por evitarlo, fui absorbido por él, tragado sin masticar.
Ya me he acostumbrado a vivir en un libro, incluso he asimilado mi condición de personaje de ficción. Lo que sigo sin soportar es haberme convertido en el jefe ambicioso de una gran empresa, porque desde que vivo aquí no hago más que gritar, trabajar y llevar corbata.